Si el otro día fue una mirada... hoy es un roce...
El amor que nunca existió - Segunda parte
Cuando nos juntamos todos en
el hall para entrar en el salón a cenar, todo había cambiado. Era algo sutil,
imperceptible a los ojos de los demás, algo que solo él y yo sabíamos, algo que
solo él y yo comprendíamos… pero algo que era real. Él me miraba fijamente y yo
era incapaz de apartar la mirada. No necesitábamos hablar, nos buscábamos con
las miradas… nos entendíamos con las miradas. De vez en cuando, cuando la gente
nos mencionaba o esperaba nuestros comentarios despegábamos con dolor nuestras
miradas para, después, continuar con aquel recién descubierto sentimiento en
secreto… oculto a los ojos de todos nuestros amigos y nuestras parejas. Durante
la velada, se hablaron de infinidad de temas dando, en cuanto teníamos la
oportunidad, nuestra opinión, esperando que la del uno coincidiera con la del
otro, como queriendo confirmar que nos entendíamos bien.
Cuando salimos a la terraza,
para tomar unas copas, ocurrió algo, para mí, francamente excitante. Nos
sentamos cerca pero no juntos. Era como si los dos tuviésemos miedo de que
aquella magia pudiera romperse en algún momento si llegábamos a conocernos más;
como si tuviésemos miedo de que lo que sentía el uno por el otro no fuese más
que una ilusión que ninguno de los dos quería que desapareciese. Pero cuando
llegó mi bebida, él se apresuró a cogerla, antes que nadie, para acercármela
mientras me miraba directamente a los ojos y me encandilaba con su sensual voz.
Levanté mis brazos para recoger mi bebida y algo ocurrió cuando mis manos se
posaron sobre las suyas, que eran reticentes a soltar aquel vaso. En aquel
momento todas las terminaciones nerviosas de mi cuerpo se concentraron en las
yemas de mis dedos para entrar en contacto con aquellas suaves y firmes manos
de dedos largos y poderosamente masculinos. Cualquiera que se hubiese fijado
podría haberse dado cuenta de que aquel “inocente” contacto duraba más de lo
necesario pero no fue así. Y finalmente, sosteniéndome la mirada mientras me
sonreía de una forma que hizo que mi estómago convulsionara de placer, soltó
lentamente el vaso, mientras entrelazaba imperceptiblemente sus dedos entre los
míos.
A partir de aquel momento y
durante todo el tiempo que duró nuestra estancia en aquel hotel mi corazón
adquirió un ritmo frenético que fue incapaz de relajar. Mi cuerpo, mi pecho, mi
alma… se habían llenado de una luz que hacía que me sintiese ridículamente
feliz a todas horas y que hacía que afrontase mi, hasta hacía tan solo unos
días, grisáceo futuro, con otros ojos y con otras expectativas.
Pero llegó el día de la
despedida. Cada uno volvía a su hogar y yo… yo no quería que aquello acabase
nunca. Toda la alegría de los dos últimos días se transformó en angustia y una
sensación dolorosa y de ahogo en mi pecho. Se me hacía prácticamente
insoportable el respirar y temía que en cualquier momento mis lágrimas
comenzasen a salir, sin poder hacer nada para evitarlo y me inquietaba que ya nunca
más pudiesen parar. Nos reunimos en el hall del hotel para despedirnos y cuando
bajaba por las escaleras él ya estaba abajo junto con su novia y otras parejas.
Le busqué rápidamente con mi ansiosa mirada pero enseguida me encontré con la
suya que me observaba casi con la misma angustia con la que yo bajaba. Algo en
mi pecho se rompía por momentos y no era capaz de reaccionar. Cuando llegamos
abajo la gente comenzó a abrazarse y despedirse con los dos besos de rigor
mientras todos nos prometíamos volver a repetirlo en breve, debido a lo bien
que lo habíamos pasado. Yo abrazaba y besaba a todo el mundo que, de repente,
parecían una avalancha humana que me impedía llegar a él, y comencé a
despedirme como si luchase contra todos ellos para que me dejasen llegar hasta
mi objetivo. Mi único objetivo… Él…
Cuando por fin llegó nuestro
turno me quedé paralizada frente a él sin saber qué hacer. Sentía que si le
abrazaba toda la gente se iba a dar cuenta de mis sentimientos y tenía un
pánico horrible a comenzar a llorar sin poder evitarlo. Él me agarró suavemente
de las manos con las suyas y me acercó hasta su cuerpo deslizando suavemente
las yemas de sus dedos por mis brazos para acabar acariciando mi espalda
fundiéndonos en el abrazo más erótico y dulce que jamás pensé que pudiese
existir. Y nadie miraba… Nadie se daba cuenta… Deslicé mis brazos alrededor de
su cuello y me dejé llevar por aquel mágico momento. Me aferré fuerte a él,
apoyé mi cabeza en su hombro y aspiré su aroma durante aquellos breves
instantes mientras sentía todo mi cuerpo exquisita y firmemente rodeado por sus
poderosos brazos. Me sentí protegida de todos los problemas que amenazaban con
engullir mi vida. Él hundió su cara en
mi pelo mientras nuestros cuerpos se amoldaban con una perfección que asustaba
y el mundo se paró en aquel instante. No podría decir cuánto tiempo estuvimos
así pero no debió ser mucho porque cuando, al fin, él comenzó a separarse de mí
nadie nos miraba. Tan solo nos quedamos unidos por las yemas de nuestros dedos
mirándonos a los ojos. Sentía que él estaba tan confundido y perdido como yo y
no fuimos capaces de decirnos nada. Tan solo aquellas miradas aturdidas que
querían hablar pero no podían… no se atrevían… y nuestras yemas se fueron
separando poco a poco mientras el bullicio de las despedidas volvían a cobrar
volumen a nuestro alrededor para recordarnos dónde estábamos y qué era lo que
ocurría. Mi novio agarró mi mano, con una gran sonrisa, para informarme de que
nos quedaba un largo viaje de vuelta y que debíamos partir y yo acabé por
girarme… e irme… mientras mi corazón se quedaba en aquel abrazo y en aquella
mirada…
Y pasó un mes antes de que
volviésemos a encontrarnos... Un mes en el que no pasó ni un solo instante en
el que no pensase en él.
Me he quedado atónita al leerlo, ha sido para mi, fantástico y muy hermoso. Que sensaciones más bellas transmite la chica al sentir con un solo roce mil descubrimientos tan importantes y tan mágicos que al fin y al cabo le es imposible olvidarlos. Son palabras que definen lo que siente, el miedo a que descubran sus sentimientos, sentimientos que antes de conocer al chico no sabía que podía sentir y por supuesto deseaba transmitir pero el miedo a que la descubran es más fuerte, y eso impide que de un paso más. Me ha gustado mucho y así mismo me gustaría saber como acaba todo y que es lo que pasará finalmente . Sin palabras me he quedado y con deseos de saber más.
ResponderEliminarMe he quedado atónita al leerlo, ha sido para mi, fantástico y muy hermoso. Que sensaciones más bellas transmite la chica al sentir con un solo roce mil descubrimientos tan importantes y tan mágicos que al fin y al cabo le es imposible olvidarlos. Son palabras que definen lo que siente, el miedo a que descubran sus sentimientos, sentimientos que antes de conocer al chico no sabía que podía sentir y por supuesto deseaba transmitir pero el miedo a que la descubran es más fuerte, y eso impide que de un paso más. Me ha gustado mucho y así mismo me gustaría saber como acaba todo y que es lo que pasará finalmente . Sin palabras me he quedado y con deseos de saber más.
ResponderEliminarMuchísimas gracias por tus preciosísimas palabras! Sin palabras me quedo yo ante tu comentario y no sabes la ilusión que me hace el leer tus comentarios. Son una maravilla!!! Un beso enorme para tí y espero que te guste el final! :)
EliminarFantástico texto!
ResponderEliminarUn beso,
Nika
Nueva entrada: http://eldenika.blogspot.com.es/2013/10/descansa-en-paz-maria.html
Muchas gracias Nika! Espero que te gusten y que te quedes por aquí! Un beso enorme!
EliminarFelicidades Maria Esther, me llega al corazón esa mezcla de emoción y miedo que siente la protagonista y sobretodo, felicidades por como escribes porque transmites toda la magia que tiene esos instantes que duran para siempre. Espero ansiosa la tercera parte ;)
ResponderEliminarMuchísimas gracias, Anele! Tus palabras me conmueven y espero de todo corazón que te guste el final! :) :)
EliminarLo tuyo es crueldad premeditada!!! Me siento igual que la protagonista, esperando el reencuentro!!! Es una preciosidad cómo lo has contado, ese abrazo ♡ ♡ ♡ y lo bien que trasmistes sus sensaciones, el temor, la ilusión, los sentimientos a flor de piel... Ahora que ya sé cual es la única pega que yo le pondría y es que yo quiero que sea más largo!!!
ResponderEliminarGraciaaaaaaaassss, Marisa! Eres un sol! Me parto contigo y para más largo, la siguiente novela que ya estoy enfrascada en ella :P aunque ya sabes que soy un rato lenta... Un beso enorme y temblando estoy antes de colgar el final! :)
EliminarEsperando a la tercera parte
ResponderEliminar.. ¡qué mervios!
Nerviosa estoy yo por si al final no te gusta!!!! Ahhhhhhhhh!!!!!!!
EliminarHola María Esther, te he dejado una cosita para tí en mi blog.
ResponderEliminarBesos
Ay , madre mía! Muchísimas gracias!!!!!!!!!
Eliminar