El amor que nunca existió - Final
Tuve que llamar a varias de
mis amigas para que no olvidasen que habíamos prometido volver a quedar todos
juntos y me inventé excusas tontas para convencerlas de que debíamos quedar
cuanto antes. Pasaba los días observando las fotos del viaje y dudando de que
todo lo que allí había vivido hubiese sido real. Por las noches él se apoderaba
de mis sueños y cuando la alarma del reloj sonaba no quería despertar. Todavía
en la cama me preguntaba si él pensaría en mí… si yo entraría en sus sueños de
la misma manera en la que él se colaba en los míos…
Y llegó el día del
reencuentro. La ansiedad se había apoderado de todo mi cuerpo y un estado de
excitación continua hacía que no fuese capaz ni de probar bocado. Esta vez nos
veríamos en una casa rural que no quedaba muy lejos de dónde mi pareja y yo
vivíamos y aunque el viaje era corto se convirtió en el trayecto más largo de
toda mi vida. Cuando llegamos apenas podía respirar buscándole entre todos los
que ya estaban allí instalados y, de repente, una puerta se abrió a mi
izquierda y apareció él. Nuestras miradas se quedaron atrapadas la del uno en
el otro y yo sentí que volvía a respirar profundo por primera vez desde aquella
separación en aquel hotel. No tardamos en reaccionar y saludarnos entre todos
como si nada fuera de lo normal hubiese sucedido y representando el papel a la
perfección, delante de nuestros amigos y parejas. La estancia se convirtió en
la misma intensa luz alegre que me había llenado y que había vivido durante
aquellos cuatro días en el hotel. Quería aprovecharla al máximo ya que aquella
vez solo serían dos días y sentía que tanto mi alma como mi cuerpo lo
necesitaban con desesperación. Necesitaba nuevamente aquella ilusión… la ilusión
que él me daba.
Pero todo cambió la noche
anterior a la nueva despedida. Estábamos todos sentados alrededor de una
gigantesca mesa mientras cenábamos. Como siempre cerca pero no juntos. Él se
había sentado frente a mí y nuestras miradas jugaban continuamente en un baile
de entendimiento y un aura de ternura. Habíamos tejido aquella complicidad de
manera invisible. Yo me sentía nuevamente feliz y completa hasta que mi novio,
medio achispado y lleno de orgullo, anunció en alto aquello que habíamos
decidido no contar hasta que pasase algún tiempo… y quiso que todo el mundo le
felicitase ante mi incipiente embarazo...
Incluso antes de enfrentar su cara pude notar
su mirada acusadora cayendo sobre mí como un peso que no me dejaba moverme ni
respirar; un peso que me aplastaba y ahogaba sabiendo, con una desesperación
asfixiante, que algo dentro de mí acababa de morir y que aquel sentimiento que
me había devuelto a la vida durante el último mes, ya no volvería, jamás, a
tener cabida en mi vida. Me sentí mareada y luché contra las lágrimas que nunca
sabré cómo conseguí no derramar y me giré enfrentando su mirada que se hallaba
clavada en mi rostro.
Mientras todo el mundo silbaba
y vitoreaba, en medio del delirio del alcohol, fascinados con la llegada del
nuevo miembro del grupo, yo intentaba coger aire y excusarme con la mirada a
aquel que no hacía ni el más mínimo gesto con la cara. Su rostro reflejaba un
hondo dolor y yo, al verle allí quieto con aquella expresión y aquella mirada
que no apartaba de mí, como si no le importase que nadie pudiese sospechar que
algo pasaba entre nosotros, sentí cómo algo se desgarraba dentro de mí; algo
que murió aquella noche en mi interior y que yo jamás fui capaz de recuperar.
Bajé mi mirada avergonzada hacia mis manos que reposaban sobre las piernas y mi
alma lloró amargamente en silencio; lloró por lo que acababa de perder, lloró
por mi cobardía y lloró por no haberme sentido francamente feliz con aquella
vida que se desarrollaba en mi interior y que era todo lo que siempre había
deseado en el mundo.
La gente comenzó a levantarse
para felicitarnos, abrazarnos y besarnos llenos de dicha. Yo ya no era capaz de
sentir nada en aquel revuelo que notaba totalmente ajeno a mí. Cuando los
abrazos y achuchones de la gente me empujaron hacia él y nos quedamos
enfrentados mirándonos a los ojos creí que no me hablaría pero… su rostro
cambió de forma sincera. Primero me observó pensativo, casi como aquella
primera vez, y luego una ligera pero franca sonrisa se dibujó lentamente en sus
labios mientras extendía sus brazos hacia mí para darme la enhorabuena. Me
fundí en aquel abrazo envolvente con olor a despedida y separación y no pude
contener más el llanto que me desgarró cuando comprendí que todo había
terminado y que él, en el fondo, se sentía feliz por mí. Todo el mundo se calló
de repente al oír mis sollozos y sus expresiones se llenaron de sorpresa e
incomprensión. Una incomprensión que mi novio achacó enseguida, entre risas, a
las alteraciones hormonales que me habían acechado desde el principio del
embarazo. Allí, todavía en brazos de él, todos se relajaron, volvieron a reír y
tan solo él y yo supimos lo que aquello había significado. Tan solo él y yo
supimos de la existencia de aquel amor…
Han pasado muchos años desde
aquello y jamás nos hemos vuelto a ver. He sabido de él igual que, supongo, él habrá
sabido de mí. Ahora que mi vida está establecida y es un remanso de paz, sé que
soy feliz. Me gusta la vida familiar que llevo y sé que quiero muchísimo a mi
marido; de hecho, nunca dudé de que le quisiera. Y… sé que no me arrepiento de
la decisión implícita que aquel chico y yo tomamos aquella noche, durante aquel
abrazo y aquel intercambio de miradas, delante de todos nuestros amigos, de
continuar cada cual con su camino. Aunque no hay una sola noche en la que no me
acueste y piense en él y en todas y cada una de las sensaciones que despertó en
mi interior. En el amor puro y verdadero que llegué a sentir por él. Un amor
que se forjó en silencio y sin palabras; de una manera sutil y en tan solo unos
días. Unos días que llenaron de significado mi vida y la cambiaron por completo…
y para siempre… Un amor que sé que jamás olvidaré aunque solo fuese un amor,
que a los ojos del mundo entero, …nunca existió…
Que triste final y a la vez alegre y emotivo. Buena reflexión lo que piensa la chica sobre ese amor que no pudo alcanzar ni hacer realidad. Un amor que al principio podría ser posible y hermoso, sin embargo todo queda en el ambiente, no traspasa más allá.Me gusta como acaba pero hay en la chica un sentimiento atrapado en su alma que hace que recuerde al chico toda su vida. Felicidades.
ResponderEliminarFelicidades Samanta! espero que estés pasando un feliz día y, como no, tus comentarios me conmueven en extremo. Sé que tiene el final triste y que no es que sea muy romántico pero quería escribirla así! No sé, me dio el punto! Pero mis otras novelas te juro que tienen final feliz y son hasta cachondas... :) Un beso gordo, Samanta
EliminarEs un final muy bonito, M. Esther, y la verdad es que a mí sí me parece muy romántico ese amor que hubiera podido ser y no fue. En parte es más realista que otras historias y eso también me gusta. Creo que tambien es un final feliz el del precioso recuerdo que ella guarda, aunque tenga un sabor un poco amargo. Has conseguido transmitir muy vívidamente ese sentimiento, me ha encantado leerlo y me alegro mucho de que lo hayas compartido ♡ ♡ ♡ Un beso!!!!
ResponderEliminarQuerida Marisa! Gracias por tus palabras! Me animan mucho. Es que como casi siempre escribo con final feliz... o más feliz... pues una duda! Así me animaré a publicar, de vez en cuando, otro tipo de cosas, je,je,je!!! Y sí, este es más realista y queda un bonito recuerdo,,, pero a saber que hubiese sido de ellos si llegan a acabar juntos ja,ja,ja!! En fin, que a todas nosotras nos gusta la novela romántica porque la realidad es más dura... Un beso enorme!
EliminarMaría Esther me ha parecido un final precioso, agridulce pero precioso y muy real. Has tratado con una historia que muy bien podría ser verdad y has plasmado las sensaciones que vive la protagonista de una manera muy clara, sencilla y que llega... lo que ayuda mucho a identificarte con ella. Felicidades y gracias por regalarnos estas historias tan bonitas y románticas. Un beso, guapa
ResponderEliminarMe alegra un montón que te haya gustado, Anele! Y sobre todo lo de las sensaciones y sentimientos! Pensé que no se entenderían sus reacciones y pensaríais que era una historia un tanto fríbola carente de sensaciones. Me encanta que te haya llegado. Un beso enorme!
EliminarMe encanta, me parece el final perfecto, porque es un final real. Emotivo y vibrante, doloroso, y real. Yo no cambiaría nada, y me ha encantado y fascinado la forma en que describes cada reacción y sentimiento. Enhorabuena.
ResponderEliminarEnhorabuena a tí que no paras en amazon. ;) Y me alegra que os guste así el final y las reacciones de los protagonistas. Te mando un beso enorme Lorraine y que sepas que me importan vuestros comentarios, porque son de lo más constructivos. los de la gente que amamos la romántica y disfrutamos con nuestras historias. Pero críticas destructivas fuera y sin hacer caso, ¿entendido? Pues a tirar "pa lante" Besos
Eliminarhola!!! me encanta tu blog y tus hermosas historias!!!…...…,•’``’•,•’``’•,
ResponderEliminar…...…’•,`’•,*,•’`,•’
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Muchísimas gracias, Sealiah! Es un verdadero placer tenerte por aquí y que hayas decidido quedarte conmigo! Ojalá mis historias alcancen a tus expectativas y ya sabes... estamos en contacto siempre que quieras para que me comentes todo lo que se te ocurra o te apetezca. Un beso enorme!
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