sábado, 14 de diciembre de 2013

¡Dudas! ¡Qué malas son las dudas!

   Mientras espero pacientemente (no sé si sois capaces de captar mi ironía porque no me estáis viendo la cara) a que Amazon me dé permiso para publicar, me han asaltado un millón de dudas. Y lo cierto es que el dicho de "el que espera, desespera", es una verdad como un templo.


   El día que intenté publicar ("y no pude"; ahora deberíais captar mi desesperación y cabreo), todo me parecía perfecto. Pero en estos días he leído muchas cosas que han hecho que toda mi fortaleza se haya venido abajo.
   La primera duda que asalta, sin piedad, mis pensamientos es si voy a estar a la altura de vuestras expectativas. ¡Y es horrible! Desde aquí, y antes de publicar mis "novelas" quiero haceros una especie de advertencia, para sincerarme con tod@s vosotr@s:
 ¡No soy escritora! ¡Ala, ya está dicho! 
   Solo soy un intento de escritora, muy consciente de todas mis limitaciones y con muchas ganas (aunque no tiempo; es algo que se solucionará con "tiempo", valga la redundancia) de aprender y poder cumplir, algún día, el sueño de poder serlo. Así que os pido disculpas por adelantado (que conste que no trato de dar pena pero no quiero malentendidos) porque no vais a encontrar un futuro bestseller en mis libros, solo un intento de novelas románticas que espero que os hagan suspirar, reír, llorar... y sobre todo, acabar con una sonrisa en los labios.
   Lo que me lleva a hablaros de un artículo muy bueno de Carol Munt, que leí hace poco, que se titulaba "De juicios y valores, todo libro tiene sus lectores" y que me encantó. Y es que Carol describe muy bien, en este artículo, cómo un grupo de personas, que "ensalzan la buena literatura", desprestigian sin piedad lo que ellos consideran bazofia. Pero, ¿quién se creen que son ellos para juzgarlos? Deberían ser los lectores, porque puede que existan historias sin demasiadas pretensiones (como las de una menda) y simples, pero que pueden llegar a conquistar el corazón de algún que otro lector (la verdad que a mí me bastaría con eso). Pero esta gente, que se creen "grandes iluminados de las letras", atacan ferozmente ciertos libros, incluso algunos que, curiosamente, han llegado a ser grandes bestsellers (sagas en concreto, que tod@s conocemos). Y llegados aquí, Carol se pregunta si es por envidia o por escasez de humildad, ya que no se puede pretender que todo el mundo vaya por la vida leyendo a los grandes clásicos. Y lo que más me gusta de este artículo es cómo describe que hay gente (como yo) que lo que busca cuando abre la cubierta de un libro es una historia que te transporte a otros mundos o a otras vidas (vidas que hubiésemos deseado vivir) donde exista ese amor pasional que te haga suspirar y convertirte, por unas horas, en la princesa de un cuento de hadas... una historia que solo te haga sentir... Y eso, señor@s mí@s, es lo que vais a encontrar en mis libros. Habrá gente que busque libros con trágicas historias y otros que solo quieran reflexionar... cada uno decide qué quiere leer y cómo gastarse su dinero, pero no por ello son seres humanos superiores, porque cada uno, tiene su razón de ser. Y cuando criticas tan duramente esos libros también estás desprestigiando a la gente que los lee.
   Hasta aquí, dudas en cuanto al tipo de libro. Ahora vienen las dudas de autopublicación y edición del mismo.
   He leído otro artículo que me ha dado qué pensar. Se trata de ¿Ser escritor a toda costa?, del blog Pecados capitales. Este artículo no tiene desperdicio... ni pelos en la lengua. En él, Trini se pregunta, con respeto, porque ella es firme defensora de que el valor de un libro se encuentra en lo que te hace sentir, si no hay, hoy en día, demasiadas autopublicaciones que quieren, a toda costa, meternos un libro hasta en la sopa. Y nos habla de errores básicos de redacción y ortografía que, a su juicio, no se deberían permitir. Y nos habla de que, además de tener historias en la cabeza, hay que tener talento y formación porque no se puede publicar a toda costa y, sea como sea. Como comprenderéis es un artículo bastante descorazonador para quienes somos conscientes de nuestras limitaciones...
   Y os dejo ya de rollos y de dudas por hoy no sin antes pediros, por favor, que si tenéis algo que decir, me dejéis vuestras opiniones al respecto de estos dos fantásticos artículos.
   Un beso enorme por vuestra paciencia y vuestra comprensión ante mis desvaríos o delirios emocionales.

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2 comentarios:

  1. Había leído los dos artículos y estoy de acuerdo en que los dos tienen su parte de razón. Todo el mundo tiene derecho a contar su historia y es el lector el que debe decidir si le compensa o no le compensa, más que el euro o euro y poco que cuesta la historia en Amazon, el tiempo y el interés que le va a dedicar. Si al que lee le gusta o le entretiene, le distrae un rato de las preocupaciones de todos los días, pues eso ya es mucho… y si no le gusta pues que lo abandone y todos contentos.
    Ahora también estoy de acuerdo con Trini en que el nivel de autoexigencia tiende a ser bajo y luego las quejas muchas. Pienso que merece la pena hacer un buen trabajo y presentarlo lo mejor posible, es verdad que a veces nos falta la capacidad para juzgar si lo que hacemos está bien o no, pero al menos hay que esforzarse por procurar informarse y aprender, para maquetar, para corregir, para ofrecer algo de buena calidad, tanto en la forma como en el contenido.
    Es un tema complicado y muy interesante, M. Esther y creo que el mismo hecho de dudar, aunque sea agobiante y nos afecte a todos, es saludable y es bueno, y nos hace querer mejorar.
    Para no alargarme más os dejo también una entrada de Mayte Esteban que leí hace poco y me gustó mucho y creo que viene muy al caso de esto que hablamos http://elespejodelaentrada.blogspot.com.es/2013/12/quiero-ser-cantante.html

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    1. Pues me ha gustado lo de "mamá quiero ser cantante". Todo está relacionado, ¿no? Como siempre tus comentarios son una delicia. Y también creo, como tú, que es desde la inquietud desde nos planteamos mejorar. Lo cual me recuerda que también son necesarias las críticas, las constructivas... otro tema peliagudo... Pero creo que siempre he intentado cambiar todo aquello que me han dicho, de hecho he rectificado un montón de cosas en las dos novelas (y aunque me he esmerado en "porque y por qué", en El alma del diablo, seguro que he metido el cuezo en más de uno) porque tampoco hay que subestimar (cosa que me dí cuenta el otro día) el esfuerzo de las personas que te están ayudando a mejorar...
      Un beso enorme!!!! :)

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